Admiración.
Ésa es la palabra que define nuestro sentimiento principal por Ludwig Mies van der Rohe (1886-1969). Es la primera de una larga lista. Porque Mies fue un visionario. A pesar de verse envuelto en el conflicto bélico originado por los nazis supo encontrar su camino y consiguió un éxito arrollador del que pudo disfrutar en vida. Precursor de la arquitectura moderna, la sencillez extrema de sus obras consiguen que cuando estás en el interior de una de sus creaciones te sientas dentro pero a la vez fuera, fuera pero a la vez dentro, sientes que la estancia te acoge pero a la vez te deja libre, espacios abiertos que contienen, materiales que crean magia, colores que transmiten.
Visitar el pabellón de Alemania que construyó junto a su socia Lilly Reich para la Expo de Barcelona 1929 es pura magia.
Fotografía: Noemí R. Blanco - Bonet Fotografía